Ripple conecta bancos, proveedores de pago y activos digitales a través de su sistema ‘RippleNet’, y según la propia compañía, XRP es “500 veces más rápido que el bitcoin y que cualquier otra criptomoneda”.
La tecnología de Ripple se basa en la ‘Blockchain’ o ‘cadena de bloques’, una especie de libro de contabilidad, imposible de modificar y que puede ser comprobado en cualquier momento. Puede, por ejemplo, llevar un registro de transferencias entre dos internautas de tal manera que a uno se le descuenta de un ‘monedero’ la cantidad que ha transferido, mientras que al otro se le suma dicha cantidad. Al estar encriptado y al ser un libro de contabilidad imposible de modificar, cumple con los mismos requisitos que un banco comercial para llevar a cabo nuestras operaciones financieras.
Ripple es la propuesta de criptodivisa creada por la startup Ripple. Su principal objetivo es ofrecer soluciones globales aplicadas al sector financiero y permitir a los usuarios realizar movimientos de capital o de compra-venta de activos financieros de la misma forma que hoy se intercambia la información en la red, dando así lugar a un Internet de Valor (IoV). Ripple nace de un proyecto de código abierto que sigue las bases recogidas por Ryan Fugger en 2004, dibujando un esquema descentralizado apoyado en el P2P (Peer-to-Peer, ‘de igual a igual’), es decir, que el crédito fluye entre los usuarios en base a la confianza que unos tienen en otros.
Las soluciones Ripple reducen el costo total de la liquidación al permitir a los bancos realizar transacciones directas, inmediatas y con certeza de liquidación. El proyecto cuenta con el apoyo de muchos grandes bancos a escala mundial y Ripple tiene oficinas en San Francisco, Nueva York, Londres, Luxemburgo y Sydney. Al mando del proyecto se encuentra Brad Garlinghouse, CEO y miembro del Consejo de Administración, que antes fue CEO del servicio de colaboración de archivos Hightail, así como de AOL o Yahoo, donde ocupó diferentes puestos de dirección. Ripple se autodefine como ‘defensor de la industria del Internet de Valor’ (IoV).
La financiación del proyecto llega de empresas de capital de riesgo mundialmente reconocidas y de inversores estratégicos. La lista de inversores está liderada por Santander InnoVentures, Google Ventures, Andreessen Horowitz, Accenture o CME Ventures, lo que da una idea de que el proyecto se puede considerar como la respuesta del sector financiero al desarrollo de las criptomonedas y su solución para modernizar su propio sector.
Ripple conecta bancos, proveedores de pago y activos digitales a través de su sistema ‘RippleNet’ para proporcionar una experiencia sin contacto, ni intermediarios y enviar dinero a escala mundial. Entidades de hasta 27 países ya trabajan con RippleNet para procesar los pagos transfronterizos en tiempo real con seguimiento y certeza de ‘extremo a extremo’. La reducción de costes y la posibilidad de ofrecer un alcance global a sus clientes son los principales beneficios.
Según la propia compañía, XRP es “500 veces más rápido que el bitcoin y que cualquier otra criptomoneda”, permitiendo transferencias casi instantáneas y abriendo la una nueva frontera temporal a la hora de realizar operaciones financieras a través de la red. La tecnología Ripple, aunque tiene su origen en la tecnología blockchain, mejora sustancialmente el tiempo de las transacciones de Bitcoin. Esto se consigue gracias al empleo de una red cerrada, en la que cada nodo aprueba la transacción mediante un algoritmo de consenso. Las transacciones son prácticamente instantáneas, del mismo modo que se realiza, por ejemplo, un intercambio de información en Internet.
La fortaleza de la tecnología Ripple es su mecanismo, que mediante algoritmos criptográficos de confirmación de las transacciones, permite que estas se ejecuten de forma instantánea y a nivel global. Esta tecnología reduce el costo total de las transacciones, haciéndolas inmediatas y con certeza y seguridad de ser liquidadas.
¿Y por qué los bancos han elegido este producto por ejemplo frente a Bitcoin? Muy sencillo: por la volatilidad y por la velocidad. Así, el tiempo que los bancos están expuestos a la volatilidad del XRP durante una transacción es bastante corto, del orden de unos segundos. Esto no ocurre con Bitcoin, ya que por su tecnología, la exposición al mercado podría ser superior a dos horas, por no hablar de que es una moneda mucho más volátil e inestable. XRP tarda un promedio de 3,7 segundos en realizar una transacción, mientras que Bitcoin necesita dos horas de promedio. El XRP está a la par con el rendimiento máximo de Visa, el mayor procesador de pagos del mundo.
Pero es que además Ripple es una moneda deflacionaria, lo que le añade un interés adicional a las expectativas de revalorización futura. ¿Qué quiere decir esto? Pues que si bien la oferta actual de Ripple es limitada ya que solo pueden generarse 100 billones de unidades, su número irá disminuyendo. Cada vez que se utiliza su protocolo, en cada transacción, una pequeña fracción de la moneda es consumida y destruida. Esta circunstancia hace que su valor tienda a aumentar en el futuro al disminuir la oferta de monedas existentes.
43Billones de XRP en circulación actualmente. 36M Millonarios en el planeta, ¡solo 1200 XRP cada uno! Es más escaso de lo que crees.
Solo 21 millones de personas podían poseer 4761 XRP. ¡Y eso es asumiendo que todos los 100bill estén disponibles!
En cierto sentido, volvemos a la época en que teníamos dinero anónimo, transferible por procesos físicos. Eso es emocionante porque cada método de almacenamiento y transferencia de valor resuelve diferentes tipos de problemas. Es un retorno a la forma original de hacer negocios. Antes de la invención del papel moneda y las monedas, las personas negociaban en libros de contabilidad, asignando valores a sus bienes y servicios, en lugar de intercambiar dinero real
Cada organización y país quiere debutar su nuevo token en estos días, pero pocos están pensando en la integración, utilidad y «producción» de él, lo que significa cómo se interconectará en el mundo real. Aquí es donde brillan Ripple, XRP y el Protocolo InterLedger.